Este post está escrito en dos idiomas y dividido para facilitar la lectura.
Durante mucho tiempo de mi vida pensé que realmente era una persona increíblemente desordenada, daba todo eso por hecho, como si mi hábito innato fuese el desorden. Conforme fue pasando el tiempo y, luego de darme cuenta que debía de trabajar internamente para poder darle paso a muchos de mis procesos de crecimiento personal, el desorden se convirtió en ruido visual y bajaba considerablemente mi estado de animo el verme envuelta en un área que no tenía ni pies ni cabeza.
Fue ahí entonces dónde me puse a meditar durante bastante tiempo sobre este hecho. Aún no había llegado a la conclusión de nada, pero de lo que si me daba cuenta era que dependiendo de mi ánimo, así empezaban a transformarse las cosas de mi alrededor.
Y no sólo eran las cosas en mi habitación o en mi cocina. El mismo ambiente laboral, las amistades, todo de alguna u otra forma también empezaba a desordenarse. Compaginaba mis pensamientos con los de otras personas que realmente eran dañinos, buscaba alimentar ese estado emocional con todo aquello que estuviese en mi propio exterior.
Ahí es dónde descubrí que existía La Ley del Espejo. Todo aquello que se encontraba dentro de mí, lo estaba reflejando y proyectando en mi círculo de amigos, en mi puesto de trabajo, en mis hábitos alimenticios y en el lugar en el cuál descansaba. Mi vida por dentro era un caos y eso estaba reflejándose por fuera.
Además de que también intentaba rodearme de personas que reforzaran mi propio malestar interno, me molestaba el hecho de que alguien se acercara a mí ofreciéndome algún tipo de solución (lógica y saludable) a mis problemas. Necesitaba encontrarme en un ambiente dónde mi autocompasión funcionase para conseguir algo a cambio (como atención por ejemplo).
Pero, como les he mencionado en muchos de mis posts, llega un punto dónde todo éste espacio se vuelve incómodo y doloroso, la necesidad de cambiar está más presente que nunca y debemos movernos para conseguirlo.
Cuando comenzó mi proceso de, llamémosle sanación interna, pude notar que todo a mi alrededor comenzaba a hacerme ruido. Ya no me sentía en perfecta armonía ni con mi círculo de amigos, ni con mi programación de pensamientos, ni en el desorden que estaba ocasionando en los espacios dónde más pasaba mi tiempo.
Éste proceso aparte de traer orden interno, también comenzó a propiciar hábitos que alentasen al orden externo. Mi espacio de descanso ahora reflejaba armonía, al igual que mi lugar de trabajo. Comencé a darme cuenta de que muchas de las amistades que tenía, utilizaban ese estado de vulnerabilidad y negatividad a su favor, por tanto, me alejé de todas ellas. Quizá la parte más difícil de todas, fue la reprogramación de pensamientos, que aún sigue siendo un trabajo sin terminar.
Todo esto me ha permitido entender que realmente sí podemos transformar nuestra realidad, realmente sí podemos construir el mundo en el cuál deseamos vivir. Todo aquello que llevamos internamente inevitablemente lo terminamos reflejando en el exterior y, podemos darnos cuenta de ello, cuando comenzamos a proyectarnos en las otras personas.
Analiza y medita sobre cómo están tus espacios externos, sobre cómo se manejan tus círculos de amistad, qué conversaciones hay sobre la mesa, qué hábitos estás instaurando en ti. Y a raíz de todo ello, empieza a preguntarte si realmente es el lugar donde quieres estar o si deseas cambiarlo. Para poder llegar al cambio exterior, primero comienza de una forma interna.
Tomará su tiempo, pero podrá hacerse. Recuerda que la salud mental es una prioridad, no una opción.
For a long time in my life I thought I was really an incredibly messy person, I took it all for granted, as if my innate habit was to be messy. As time went by and, after realizing that I had to work internally in order to make way for many of my personal growth processes, the clutter became visual noise and it lowered my mood considerably to see myself involved in an area that had neither head nor tail.
It was then that I meditated for a long time on this fact. I had not yet come to the conclusion of anything, but what I did realize was that depending on my mood, so began to transform the things around me.
And it wasn't just the things in my room or in my kitchen. The same work environment, friendships, everything in one way or another was also starting to get messed up. I was combining my thoughts with other people's thoughts that were really harmful, I was looking to feed that emotional state with everything that was on my own outside.
That is where I discovered that there was The Law of the Mirror. Whatever was inside me, I was reflecting it and projecting it onto my circle of friends, my job, my eating habits and where I rested. My life inside was in chaos and that was being reflected on the outside.
In addition to also trying to surround myself with people who were reinforcing my own internal discomfort, I resented the fact that someone was approaching me offering some kind of (logical and healthy) solution to my problems. I needed to find myself in an environment where my self-pity worked to get something in return (like attention for example).
But, as I have mentioned in many of my posts, there comes a point where all this space becomes uncomfortable and painful, the need to change is more present than ever and we must move to achieve it.
When I started my process of, let's call it inner healing, I could notice that everything around me started to make noise. I no longer felt in perfect harmony with my circle of friends, nor with my thought programming, nor with the disorder I was causing in the spaces where I spent most of my time.
This process, besides bringing internal order, also began to foster habits that encouraged external order. My resting space now reflected harmony, as did my workplace. I began to realize that many of the friendships I had were using this state of vulnerability and negativity to their advantage, so I distanced myself from all of them. Perhaps the most difficult part of all was the reprogramming of thoughts, which is still an unfinished job.
All this has allowed me to understand that we really can transform our reality, we really can build the world in which we want to live. Everything that we carry internally we inevitably end up reflecting on the outside and we can realize it when we begin to project ourselves on other people.
Analyze and meditate on how your external spaces are, on how your friendship circles are managed, what conversations are on the table, what habits you are establishing in you. And from all of this, start asking yourself if this is really where you want to be or if you want to change it. In order to get to the external change, first start in an internal way.
It will take time, but it can be done. Remember that mental health is a priority, not an option.
Translated with the help of deepL
Photo edited in Adobe Photoshop CC
Originally posted here: https://hive.blog/hive-120078/@danielapevs/as-it-is-inside-so-shall-it-be-outside-engesp
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